FACILITACIÓN IMPLICA EQUILIBRAR ÉXITO Y FRACASO
Todo grupo necesita experimentar el éxito y el fracaso dentro de un proceso de aprendizaje experiencial, porque la experiencia educativa a la que un grupo se somete en este tipo de propuestas, aspira a transformarse en una analogía de la vida cotidiana. No obstante, la probabilidad de ocurrencia de estos fenómenos debería ser administrada desde la facilitación y no librada al azar.
¿Cómo?
A través de un diseño experiencial adecuado y una lectura e interpretación precisa del acontecer grupal durante el acompañamiento.
» En los “inicios de un programa”, por ejemplo, no es aconsejable el fracaso porque es en esa etapa donde el grupo necesita construir confianza y cohesión grupal para animarse a asumir riesgos. El éxito apuntala mejor este objetivo.
» “En el cierre”, por su parte, se da una condición similar. La impronta emocional del ese momento particular, es con la que se guardará el recuerdo de la experiencia vivida. Lo aconsejable sería que los aprendizajes se guarden con una cualidad anímica más ligada al éxito que al fracaso.
» “En el desarrollo” del programa Apex, el éxito y fracaso deberían administrarse en función de lo que necesite cada grupo, en cada momento.
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