EL ARTE DE CONECTAR LA EXPERIENCIA CON LA VIDA

En un Programa APEX a menudo buscamos experiencias que desafíen las percepciones y amplíen el horizonte de conciencia de los participantes. Lo hacemos con un único objetivo en mente; que la experiencia arroje aprendizajes que sean útiles para la vida cotidiana. Sin embargo, crear conexiones entre lo vivido y lo que se vive a diario, ancladas en un "insight" que a su vez impulse un cambio en la manera de pensar, sentir y comportarse, suele ser una tarea difícil y compleja.

El Marco Isomórfico: Un Espejo hacia el Aprendizaje Profundo

La Facilitación en aprendizaje experiencial es una invitación a mirar más allá de la experiencia inmediata. Durante el Briefing (presentación de la experiencia) o el Debriefing (procesamiento de la experiencia), se alienta a los participantes a encontrar y compartir las conexiones metafóricas entre la simulación que ofrece el training experiencial, y el mundo real y concreto. Esta práctica, conocida como marco isomórfico, permite al facilitador introducir la experiencia dentro del contexto y cultura del cliente, presentando una experiencia metafórica deliberada y con propósito.

"Está balsa de rafting representa el departamento de ventas de la organización. Veamos que enseñanzas les arroja la experiencia de descenso por el río, que puedan ser aplicadas al contexto laboral y que les ayuden a mejorar tanto la eficiencia como el clima de trabajo."

Reflexión guiada: La Fase de Generalización

Si bien el Marco Isomórfico suele aportar mucho en ciertos momentos del proceso de aprendizaje, es en el Ciclo de 4 fases de KOLB donde el método APEX inscribe su mayor poder transformador.

Por ejemplo, una discusión reflexiva en círculo, guiada por el facilitador, un procesamiento en díadas o a través de subgrupos, podría permitirle a los participantes reflexionar sobre las experiencias recientes y sus descubrimientos. El primer objetivo de la Reflexión es ayudar al grupo a extraer información pertinente desde lo acontecido, que pueda ser objetivada y analizada críticamente.

No obstante, reflexionar respecto de qué pasó, cómo se sintió la experiencia, cuáles fueron los resultados obtenidos, qué funcionó y que no, es insuficiente para que dichos descubrimientos conduzcan a un aprendizaje significativo.

Es necesario, además, que ese cuerpo de información le permita a cada sujeto y al grupo en su conjunto, identificar patrones repetitivos, ya sea de pensamiento, emocionales y/o conductuales, puestos en evidencia en las diferentes dinámicas propuestas. Esta fase se la conoce con el nombre de Fase de Generalización.

Reflexionar es necesario pero no suficiente. Sin Generalización y Transferencia no habrá "insight", ni aprendizaje significativo, ni compromiso para el cambio.

El Desafío de la Transferencia

Transferir los descubrimientos del experiencial, a la vida real, es con frecuencia una tarea compleja y difícil de abordar. En primer lugar, porque a medida que el sujeto se acerque a un nuevo orden de verdad personal, que ponga en cuestión las creencias, valores y percepciones arraigadas en su mundo interno, se activarán resistencias inconscientes que procurarán sostener el status quo, interrumpiendo el proceso de auto-revisión.

Pero además, porque la Fase de Transferencia se contrapone 180° respecto de la Fase de Experiencia, que es un eje ordenador central en esta metodología. Mientras que la Fase de Experiencia propone acción y movimiento, la Fase de Transferencia propone detener por completo el movimiento y observar.

Muchos facilitadores tienen un perfil actitudinal orientado a la acción y por lo tanto, esta fase les resultará incómoda. Tenderán a pensar por lo tanto, que detenerse es perder el tiempo, que el grupo se va a aburrir (porque ell@s mismos se aburren) y que más experiencia es igual a más aprendizaje.

En nuestros espacios de formación, sobre todo en el Nivel 3 de Mentorías personalizadas, solemos comprobar que los mayores errores en la facilitación se cometen precisamente en esta fase.

Transferir antes de tiempo le hará perder contundencia a la experiencia y podría llevar al sujeto a refugiarse en los laberintos de la racionalización, la justificación y la culpa hacia los demás.

Conclusiones y Sugerencias

Para ayudarte a desarrollar estas capacidades tan importantes, te compartimos las siguientes sugerencias:

Utiliza una bitácora: Una forma simple, para desarrollar rápidamente la capacidad de observación, es acompañando tu práctica con un registro del acontecer grupal. Anota todo lo que te llame la atención, sin interpretar ni juzgar, para luego en algún break poder revisar y ligar.
Escucha activa y empatía: Presta atención no solo a las palabras, sino también a las emociones y experiencias subyacentes de los participantes. Esto te permitirá guiar la reflexión de manera más efectiva y personalizada.
Evita apresurarte en sacar conclusiones: Recuerda que al arribar a una conclusión cerrarás el proceso de observación plena y tenderás a observar solo aquello que valide tu punto de vista.
Fomenta el autodescubrimiento: Anima a los participantes a encontrar sus propias conexiones y metáforas entre las experiencias vividas y sus vidas. Esto hace que el aprendizaje sea más relevante y perdurable.
Utiliza el recurso del Marco Isomórfico: Al introducir las actividades, vincúlalas deliberadamente con el contexto y la cultura de los participantes. Diseña experiencias con un propósito metafórico, haciendo que la transferencia de aprendizaje sea más fluida.
Mucha Reflexión antes de la Generalización y Transferencia: El Ciclo Apex se construye como un edificio. Los cimientos de ese edificio están en la Fase de Reflexión. No promuevas la Transferencia hasta que no haya toma de conciencia del patrón recurrente de pensamiento, emocional o de comportamiento que se desprende de la Generalización y la Generalización necesita de la información que emerja de la Reflexión.
Cultiva la paciencia y la confianza en el proceso : Si el Programa está bien diseñado y tu acompañamiento se apoya en bases metodológicas sólidas, los resultados aparecerán a su debido tiempo. Evita forzar situaciones o cosechar frutos antes de que estén maduros, porque el efecto podría ser el opuesto al que pretendes.